26 oct 2008

¡Aguanta Un Poco Más, Todavía No Es El Tiempo!




Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita. "¿Me permite ver esa taza?, -preguntó la señora-, ¡Nunca he visto nada tan fino!".


En las manos de la señora la taza comenzó a contar su historia: "Usted debe saber que yo no siempre he sido la taza que usted está sosteniendo. Hace mucho tiempo yo era sólo un poco de barro, pero un artesano me tomó entre sus manos y me fue dando forma. Llegó el momento en que me desesperé y le grité: '¡Por favor, déjeme en paz ya!' Pero mi artesano sólo me sonrió y me dijo: 'Aguanta un poco más, todavía no es el tiempo.'

Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor!. Toqué a la puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer los labios de mi artesano que me decían: 'Aguanta un poco más, todavía no es el tiempo.'

Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había refrescado, me comenzó a raspar y a lijar. No se cómo no acabó conmigo. Me daba vueltas, me miraba de arriba a abajo. Por último me aplicó meticulosamente varias pinturas. Sentía que me ahogaba... 'Por favor, déjame en paz', -le gritaba a mi artesano, pero él sólo me decía: 'Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.'

Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho más caliente que el primero. Ahora si pensé que terminaba con mi vida. Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara, que si se había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi artesano sólo me decía: 'Aguanta un poco más, todavía no es el tiempo.'


Me pregunté entonces si había esperanza, si lograría sobrevivir aquellos tratos y abandonos, pero por alguna razón aguanté todo aquello. Fue entonces que se abrió la puerta y mi artesano me tomó cariñosamente y me llevó a un lugar muy diferente. Era precioso. Allí todas las tazas eran maravillosas, verdaderas obras de arte, resplandecían como sólo ocurre en los sueños.
No pasó mucho tiempo cuando descubrí que estaba en una fina tienda y ante mí había un espejo. Una de esas maravillas era yo. ¡No podía creerlo! ¡Esa no podía ser yo!.

Mi artesano entonces me dijo: 'Yo sé que sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tu hermosa figura. Sé que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu sólida consistencia, sé que sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu presencia.
La pintura te provocaba nausea, pero contempla ahora tu hermosura.
Imagina, ¿si te hubiera dejado como estabas?.
¡Ahora eres una obra terminada! ¡lo que imaginé cuando te comencé a formar!'.


Cuando lees esta reflexión comprenderas que eres
una tacita en las manos del mejor alfarero: Dios.
Confíate en Sus amorosas manos
aunque muchas veces no comprendas porqué permite tu sufrimiento.
AGUANTA UN POCO MÁS Y SERÁS EL HIJ@
QUE ÉL SOÑÓ PARA TODA LA ETERNIDAD.



"...como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor:
¿No me hizo?. ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?."
Isaías 29:16


"Todos somos obsequios de Dios, unos para otros.
Es difícil pensar en ocasiones que aquel que ha lastimado a otro
es también un regalo de Dios, pero si vemos la ofensa como una envoltura maltratada
y no nos quedamos con ella, seguramente encontraremos un hermoso regalo,
pues de cada suceso Dios nos tiene una enseñanza para crecer en Su amor en nuestra fe.

Nosotros mismos podemos tener una envoltura tan maltratada por el tiempo
y/o las circunstancias, pero lo que llevamos dentro siempre será hermoso,
pues quien lo puso ahí es nuestro Creador, sólo tendríamos que ver hacia adentro
y estar listos para darnos.

Descubre en tu interior todos los dones con los que El Señor te conformó
y sé el digno regalo para los que te necesitamos."

No hay comentarios: